Editorial / Boletina mensual N°4

criss2Por: Cristina Ríos

Cada día nuestro compromiso como Corporación en la lucha por la educación no sexista, se ha basado en que hemos venido desarrollando procesos de formación con las mujeres, con las niñas, las jóvenes y también con hombres. El enfoque de género, nos ha permitido cuestionar y a la vez deconstruir, los estereotipos y los roles prestablecidos socio-culturalmente que se han convertido en mandatos donde las mujeres somos discriminadas.

En este proceso de transformación nuestro y de deconstruirnos como mujeres, como sujetas de derechos, es fundamental que nosotras entendamos que nuestros roles en la sociedad no se pueden basar en nuestra condición física, o en el imaginario de que somos débiles porque no tenemos fuerza física “suficiente”. Esto es clave, porque nuestra cultura está tan estructurada, que la organización social tiene en su base la invisibilización social de las mujeres y por lo tanto los sexismos.

Como mujer, madre y feminista entiendo que es muy difícil que se produzcan estas transformaciones, pero cuando nos damos cuenta e identificamos que nosotras también podemos asumir lugares de poder, pero no poder sobre el otro, sino poder para construir otras relaciones entre nosotras y con los otros, ese sería un principio para ponerle límite a los sexismos, a la discriminación y a las violencias.

Entonces, es muy importante la educación no sexista precisamente porque es la base o el cimiento para empezar la transformación del mundo, Entonces, si los niños y las niñas crecen en un ambiente escolar, que es allí donde pasan la mayor parte de su tiempo, sin entender esas diferencias o esos roles que discriminan, se continuará legitimando esos estereotipos. Esto es importante, porque son las instituciones educativas las que deben transformarse desde la base. Por ejemplo, cuando nos dicen sobre la transversalización del enfoque de género, no es que haya hombres y mujeres por igual, se trata de pensar ¿en qué condiciones?, ¿cuál es el porcentaje de su participación? Y en términos de diversidad, ¿cómo estoy posibilitando su acceso a los espacios de formación?

Ahora bien, desde mi postura personal me encuentro especialmente comprometida con la educación de mi hijo y la vez quisiera que para su educación, todos los maestros y maestras estuvieran comprometidos con la educación no sexista e incluyente. Partiendo de la gran responsabilidad que tienen las instituciones educativas, considero que aún no es suficiente porque incluso en sistemas educativos alternativos hay educación sexista.

Entonces en mi caso, yo he tratado de hacerle preguntas a mi hijo e interrogar permanentemente esos roles. Por ejemplo, José tiene 4 años, está en la guardería y tiene el cabello largo y en muchas ocasiones personas adultas, niños y niñas le dicen “por qué tiene el cabello largo si eso es para niñas”, entonces él me pregunta a mí si el cabello largo es para niñas…

Frente a estas situaciones, yo también le hago preguntas, por ejemplo si a él le gusta tener el cabello largo, cuando me responde que sí yo le digo que ahí puede ver que el cabello largo es para niños y niñas. Esto nos pasa también con los colores, le han dicho que los autos rosados son para niñas y es mi responsabilidad mostrarle qué sentido tiene que le guste o no el color rosado.

Finalmente, yo puedo explicarle que todos los colores que hay en el universo son para niños y niñas y que cada uno puede elegir los colores que quiera, pero ¿cómo lograr que todos los niños y niñas sepan que pueden tener muñeca y cocinas de juguete por igual y porque así lo desean?

Son pequeños pasos que se irán dando, nosotros como mamás y papás debemos tenerlo presente para luego poderles explicar, lo más bonito de este proceso de pensar la educación no sexista desde casa, es que diariamente también aprendemos de ellos y ellas.