En la celebración del Día de la Madre, recordamos la lucha feminista por una Maternidad Libre y Voluntaria
El Día de la madre ha adquirido un carácter meramente comercial y consumista, donde se exalta el rol de la madre sacrificada, cuidadora, servicial, sumisa, compasiva, paciente y amorosa. Sin embargo, el origen de este día está relacionado con la lucha de una mujer, Julia Ward, pionera en el activismo, abolicionismo de la esclavitud y derechos de las mujeres, quien hace una proclama pacifista en 1870, invitando a un Congreso Internacional de Madres en oposición a la guerra:
“¡Levántense, mujeres de hoy! ¡Levántense todas las que tienen corazones, sin importar que su bautismo haya sido de agua o lágrimas! Digan con firmeza: ‘No permitiremos que los asuntos sean decididos por agencias irrelevantes. Nuestros maridos no regresarán a nosotras en busca de caricias y aplausos, apestando a matanzas. No se llevarán a nuestros hijos para que desaprendan todo lo que hemos podido enseñarles acerca de la caridad, la compasión y la paciencia’. Nosotras, mujeres de un país, tendremos demasiada compasión hacia aquellas de otro país, como para permitir que nuestros hijos sean entrenados para herir a los suyos. Desde el seno de una tierra devastada, una voz se alza con la nuestra y dice ‘¡Desarma! ¡Desarma!’ La espada del asesinato no es la balanza de la justicia. La sangre no limpia el deshonor, ni la violencia es señal de posesión. En nombre de la maternidad y la humanidad, les pido solemnemente que sea designado un congreso general de mujeres, sin importar nacionalidad, y que se lleve a cabo en algún lugar que resulte conveniente, a la brevedad posible, para promover la alianza de diferentes nacionalidades, el arreglo amistoso de cuestiones internacionales”.
Aún hoy está vigente esta petición pacifista desde el movimiento social de mujeres. Y vemos también la necesidad de cuestionar y reflexionar sobre la figura de la madre que nos impone esta cultura patriarcal, donde la servidumbre frente al amor materno es absoluta y donde es ella la encargada de la crianza y de los cuidados.
La maternidad debe ser una decisión libre, una opción, no una imposición ni un fin dado por una condición biológica.
Hoy defendemos nuestra libertad y autonomía sobre nuestros cuerpos y proyectos de vida. Tenemos derecho a la autodeterminación reproductiva, podemos elegir entre tener hijos e hijas o no hacerlo y eso no se contradice con nuestra condición de mujeres. Tenemos derecho al ejercicio del placer sexual independiente de la reproducción.
También le recordamos al Estado su responsabilidad en las garantías que ofrecen a las mujeres que desean la maternidad para ejercer su función en las mejores condiciones, para que quienes elijan ser madres lo sean dignamente.